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Kleiber Irigoyen: “Quisiera representar a Venezuela en un futuro, dejar su nombre en alto y luego llegar a la NBA”

Gladiadores de Anzoátegui le abre paso a los nuevos talentos de la zona; esto, confiando ciegamente en el desempeño de cada uno de ellos sabiendo que son capaces de jugar un baloncesto de muy alto calibre.

Tal es el caso de Kleiber Irigoyen, un joven ágil, con un futuro prometedor y que dedicó unos minutos de su valioso tiempo a una entrevista de audio para que los miembros del departamento de prensa de La Armadura le dieran forma a su increíble historia.

Escolta y alero, con 1,98 m de altura y oriundo de El Puerto (Puerto La Cruz), sin embargo, sus papeles personales le adjudican dos nacionalidades: Colombo-Venezolano.

Su padre biológico era de Colombia pero, lastimosamente, falleció cuando Kleiber era sólo un niño. Y su madre, por otro lado, es originaria del que denominan “el mejor país del mundo”.

Fue la ciudad de Puerto La Cruz testigo de su niñez, mientras que, su adolescencia, se desarrolló en Perú.

“Me fui a los 13 años y estuve allá hasta los 20”, contó Kleiber.

“Comencé a jugar basket a los 12 (años) con la escuela Melvin Machado. De allí, me ficharon a la Selección de Anzoátegui y luego continué jugando con la Jonathan Machado, con Fernando”, explicó.

Incluso, a decir verdad, Kleiber jugaba béisbol. Un caso muy parecido al de muchos de sus compañeros en Gladiadores, quienes también sentían cierta atracción por esa disciplina.

A la par, el basket sólo representaba un pasatiempos para él, pues le gustaba jugar una que otra caimanera de vez en cuando.

“Mi papá y mi mamá tenían un negocio de perros (calientes) hace mucho tiempo. Y un día, un amigo me comentó:

—¡Vamos a jugar basket! — Y como yo tenía un arito en el patio de mi casa, comencé a jugar”, dijo.

“Luego de eso, mi amigo se dio cuenta de que yo jugaba muy bien y me comentó: —Vamos a hacer una prueba en mi equipo. Mañana tendremos un partido amistoso. ¿Quieres ir? —”.

Kleiber, sin dudarlo, aceptó la invitación. Le manifestó a sus padres su deseo de asistir y, al día siguiente, lo llevaron.

“Recuerdo que era el partido de práctica de la (escuela) Melvin Machado; comencé a jugar y allí fue cuando me vieron”, recordó Kleiber.

¿Cómo inició su trayectoria?

Comenzó en la Liga de Guaras del Perú a las 15 años de edad, aproximadamente.

“Se trata de una liga superior y libre, y a esa edad, fui agarrando el hilo con personas mayores y fui teniendo más roce. Jugué con Kelvin Caraballo, Luis “Tapipa” Duarte, Jaime Finol, etc. Y siempre les pedía consejos”, relató Kleiber.

Preguntas como “¿qué puedo mejorar?”, ¿qué sugerencias pueden darme? eran las que Kleiber les hacía a los superliga. 

“Gracias a Dios me enseñaron muchas cosas que me sirvieron para ir mejorando cada día”, afirma.

Liga de Lima

Luego de haber elevado su desarrollo como basketbolista en la Liga de Guaras, fue la Liga de Lima la que mostró interés por Kleiber para que jugara la Categoría Sub-19.

“Esa fue la liga que me permitió darme a conocer mucho más en Perú. Gracias a Dios me desarrollé bastante en ella, que es la más fuerte de ese país, y allí quedé campeón con muy buenas estadísticas”, continuó.

Liga Trujillo

A mitad de temporada en la Liga de Lima, se le presentó la oportunidad de jugar en la Liga Trujillo, también en la categoría Sub-19, con el equipo Country Club.

“Allí también quedé campeón y fui el MVP, líder en puntos y en rebotes”, comentó Kleiber.

Asimismo, jugó en Chaquistambo y en varios equipos de Perú en torneos denominados “relámpagos”.

Nacionales 

“Jugué con el equipo Cajamarca, que fue el primero de la provincia, y allí quedamos campeones invictos”, rememoró.

De igual modo, continuó alimentando su trayectoria deportiva una vez que regresó a Venezuela.

En el año 2024, jugó con el equipo Los Cortijos en la reconocida Liga de Campeones y también formó parte de la plantilla de El Espejo en la Liga Oriental de Baloncesto.

El apodo

Tal y como es común dentro del ámbito deportivo, Kleiber Irigoyen también tiene un alias. Se trata de “El Baby Dunker”, un apodo que adoptó en el propio Perú.

“Ese sobrenombre me lo colocaron en la Liga de Lima, porque hay un chico en la categoría Sub-23 que apodan “El Dunker”. Pero como yo era de categoría menor, y fui el primero en hacer ese tipo de clavada (a los 19 años), entonces comenzaron a llamarme “El Baby Dunker”, explica Kleiber.

Incluso, como dato curioso, cabe destacar que, luego de haber comenzado a jugar en la categoría Sub-23, le dijeron “ya no eres “El Baby Dunker”. Ya superaste a “El Dunker””, contó entre risas.

¿Cómo fue tu llegada a Gladiadores?

“Gracias a mi desarrollo en la Liga Oriental de Baloncesto, el señor “Cheo” contactó a Fernando, quien es mi entrenador desde que yo era pequeño y el que siempre ha estado conmigo.

Fernando me dijo:

—Te tengo una buena noticia… El gerente de Gladiadores quiere hablar con nosotros porque ha visto tu desempeño y le ha gustado”, describió Kleiber.

Y continuando, agregó que “aquí me he sentido bastante emocionado y muy motivado a seguir entrenando duro. Tengo el placer de entrenar con súper estrellas como Gregory Vargas, Michael Carrera e importados que han sido NBA”.

“Poco a poco he ido captando todo lo que ellos hacen y aprendiendo para ponerlo en práctica. De todos, estoy absorbiendo lo mejor”, añadió.

¿Qué representa para Kleiber Irigoyen estar vistiendo la camiseta del único equipo bicampeón de la SPB?

Representa mucho compromiso y mucha motivación. El equipo tiene la reputación de bicampeón y yo tengo que darle toda mi energía y lo mejor de mí desde en los entrenamientos, en el banco y en la cancha.

Su aporte

Kleiber asegura que su más ferviente deseo es aportar al equipo todo lo que sea necesario para ganar y para repetir el título.

“En lo mínimo o en lo máximo, quiero brindar esa garra de motivación y de ánimo, además de dejarlo todo en la cancha cuando me toque jugar”, dice.

Gregory y Michael

Le preguntamos a Kleiber que cuál era su jugador favorito dentro del baloncesto venezolano, y su respuesta inmediatamente fue: “tengo a dos. Gregory y Michael”.

“A Gregory, porque lo sigo desde muy pequeño. Lo vi jugando en Marinos y siento por él una admiración muy grande. Y a Michael porque es un jugador que tiene contacto y me gusta su tipo de juego. Me doy cuenta de que son muy disciplinados y a ambos les gusta mucho entrenar. Eso me motiva mucho a querer ser como ellos”, explicó Kleiber.

K.D. y Stephen Curry

Ahora, fuera de las latitudes venezolanas, la admiración del joven atleta se inclina hacia los NBA Kevin Durant y Stephen Curry, de Phoenix Suns y Golden State Warrios, respectivamente.

“Soy fan de (Stephen) Curry desde que comenzó a jugar. Me llaman mucho la atención sus triples. Y en cuanto a Kevin Durant, me gusta su tipo de juego y su agilidad”, especificó.

Fuera del basketball y del deporte como tal… ¿A quién admiras y por qué? 

Me gusta mucho Luar “La L”. Admiro su flow, su forma de vestir, las canciones que escribe y su estilo de vida.

¿Qué le ha enseñado el baloncesto a Kleiber?

Me ha enseñado disciplina. Me ha enseñado que, por más que pierda partidos e incluso campeonatos, debo seguir aprendiendo y mejorando. 

También he aprendido que este es un deporte no solamente físico… también mental. Porque tú puedes tener el mejor físico, pero si no estás preparado mentalmente, si no sabes controlar los nervios, el miedo y las ansias de mejorar y demostrar, nunca vas a avanzar.

Se trata de mucha presión: el público, los árbitros, el equipo contrario y tu mismo equipo, porque si ellos están haciendo el trabajo bien, tienes que venir de la banca a hacerlo mucho mejor para mantener al equipo allí y no romper el ritmo.

¿Cuál ha sido el momento más alegre que te ha regalado el basketball?

Cuando debuté con Gladiadores y anoté mis dos puntos (Vs. Piratas). Creo que ese ha sido el momento más emocionante para mí dentro del baloncesto.

Hay un refrán que dice que “El que persevera, vence”. ¿Qué opina Kleiber Irigoyen acerca de la perseverancia?

Aunque no lo creas, esperar es duro. ¡Demasiado difícil! Muchas veces sentimos que tenemos todo para demostrar nuestro talento y para ayudar al equipo, pero toca tener paciencia, esperar nuestro turno y perseverar.

Todo llega paso a paso…

Por otro lado, al momento de preguntarle a Kleiber el significado de la palabra “familia” para él, rápidamente respondió:

La familia es lo más importante. Si no tienes el apoyo familiar, es difícil continuar.

No hay nada más bonito que ver a tu papá, a tu mamá y a tus hermanos siempre allí, apoyándote.

Ellos representan una motivación para mejorar cada día y seguir adelante, porque mi juego también significa ayudarlos a ellos. Al ayudarlos a ellos a estar bien, yo también estoy bien.

Y mi único deseo es que se sientan orgullosos de mí…

¿Y en unos años?

Mi plan a futuro es ser uno de los mejores de Venezuela. Quisiera representar a mi país en sudamericanos y mundiales, dejar el nombre de Venezuela en alto y llegar a la NBA.

Publicado: Wednesday, May 14

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